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  • Foto del escritorFogar Mozárabe

La campana nueva

Llegaron los campaneros, los Quintana de Saldaña, eran dos o tres, no recuerdo. Venían en una furgoneta con una campana nueva que lucía espléndida, recién salida del taller, con su inscripción y todo: "San Genadio. Santiago de Peñalba. 2009", el sello de la fundición palentina y una cruz decorada en el reverso: información para el futuro. En el tercio una greca continua, en el medio pie cinco líneas, todo en relieve bajo y el imponente yugo de maderas nobles a prueba de sol y lluvia, bien amarrado con hierros al asa. Excelente factura y una riqueza ornamental que contrasta con la sobriedad de la vieja y desgastada que va a ser sustituida.

Era el día 21 de julio, miércoles, del mismo año grabado en el medio de la campana. El pueblo se encontraba en ese estado gozoso de aguardar por la fiesta del patrón, el día del Señor Santiago, que ese año caerá a domingo, aumentando la animación y la concurrencia de naturales y visitantes.

Los operarios realizaron su trabajo con solvencia y precisión. Lo que a nosotros se nos antojaba laborioso y complejo ellos lo manejaron, con cuerdas y poleas, en un santiamén. Por muchas razones aquel era un momento especial para el pueblo, se podía incluso decir que histórico, echando mano de una retórica solemne.

El caso es que allí nos juntamos un pequeño grupo de curiosos que no nos quisimos perder la maniobra y que tuvimos el privilegio de contemplar, a ras de suelo, lo viejo y lo nuevo en aquel instrumento ancestral de marcar los tiempos y dar los avisos, para el culto y para lo importante, lo que debía ser imperiosamente convocado, para la alegría o la desgracia, para la vida o la muerte.

Entre la concurrencia estaban algunas de las mujeres y hombres de más edad, conocedores de la historia y guardianes de la memoria del lugar. Rafaela, Dora y los que se han ido: Julio, Marcelina, Tomás, Miguel, Cándida y la señora Esther de Marín, por ellos tocaría aquella campana nueva cuando emprendieron el definitivo viaje. Los recordamos con emoción y cariño. En las fotos los vemos en aquella mañana soleada siguiendo, junto a otros observadores más jóvenes, todo el operativo de renovación y bendición de la campana que llegó al pueblo para ocupar su sitio en la espadaña de la iglesia y seguir marcando sus tiempos, que son los nuestros. En las grandes ocasiones, el día de Santiago o el de San Genadio, tañidas por Emilio y Enrique con repique alegre y ceremonioso, anuncian la fiesta por toda la Tebaida.

Texto e imágenes: Gustavo Docampo

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